Presentación del MPGF

Bienvenidos al espacio donde un grupo ecuménico de jóvenes de espíritu comparten su Amor y Amistad, sus sueños y esfuerzos por instaurar el Reino de Cristo en la Tierra.
También comparten sus ganas de vivir con Fe; Esperanza y Caridad transitando el camino de santidad del Bienaventurado Pier Giorgio Frassati.
Verso L’alto es el grito de aliento y de victoria que repetimos constantemente, en homenaje al lema en italiano acuñado por el Benemérito Pier Giorgio. Significa “hacia lo alto” y se desprende de una de sus muchas cartas en las que repetía estas palabras, que sintetizan su sentir; su pensar y toda su vida, pues la misma se caracterizó por una virtud en permanente ascenso.
Orientó su existencia hacia lo divino, hacia lo más alto: su Rey; Maestro; Hermano y Amigo: Jesucristo. A Él, a nuestro único Señor, Alabamos y Vivamos jubilosos con el vibrante sapukai (grito en idioma guaraní) misionero.
En el M. P. G. F. nos unimos y seguimos sumando personas de buena voluntad, a fin de seguir el ejemplo del Beato de Turín y continuar su labor apostólica, animando las comunidades; evangelizando los ambientes y convirtiendo los corazones a Jesús, a partir del testimonio de vida personal.
En este mundo, cada vez más convulsionado y descomprometido, nos animamos a anunciar a Cristo Resucitado, impulsados por el Espíritu Santo y confiados de contar con la Misericordia y Providencia Divina del Padre Celestial.
Es posible vivir con dignidad y honorabilidad nuestro noble credo.
¡Hagamos la diferencia!
La Santísima Virgen María nos acompaña junto a los miles de amigos celestiales que velan nuestro caminar.
¡Adelante!
Estamos convencidos y decididos a luchar incasablemente por la Liberación Integral de la Humanidad, proclamando con alegría y coraje la Buena Nueva de la Salvación.
¡Sumate!.

lunes, 25 de febrero de 2008

Nuestros Símbolos

Desde su fundación, urgió a los Frassatistas el deseo de contar con emblemas que los representaran. Luego de varias conversaciones introspectivas hacia el interior del grupo y haciéndolo partícipe al Espíritu Santo en tan magna tarea, merced a la oración, fueron emergiendo palabras, gestos, lemas, principios, objetivos y signos inspirados en la vida y obra del Beato Pier Giorgio Frassati, como así también se fue advirtiendo el carácter; las virtudes y atributos del cuerpo, proyectados a configurar el paradigma de Discípulo y permitiendo aflorar la impronta distintiva del Movimiento. El paso a seguir fue plasmar en una heráldica esos denominadores comunes abriendo a todos la posibilidad de presentar bocetos. El 29 de Julio de 2000, Humberto Capli Benítez presentó sus diseños de bandera y escudo los cuales agradaron y cautivaron inmediatamente al conjunto. Ese mismo día se resolvió por unanimidad aprobar los símbolos oficiales a ser empleados por el Movimiento Pier Giorgio Frassati cuyos elementos, surgidos del sentir y el pensar colectivo de los militantes, representan los valores; ideales y fines del MPGF.
Estos elementos son:
EL SOL:
El astro rey, representa al Todopoderoso. Al igual que las culturas precolombinas del altiplano, esa divinidad única denominada Inti, que aparece en nuestra enseña nacional, pretende hacer presente y centro de nuestras vidas a Dios.
Indirectamente, representa nuestro Patriotismo Argentino con proyección Americanista que aspira alumbrar en todo el orbe, un tiempo nuevo de Liberación y de Gloria.
San Antonio de Padua sintetiza lo que pensamos diciendo que:
“Zacarías (esposo de Santa Isabel en el momento de la Visitación de María y José) llama a Cristo ‘Sol de lo alto’ (Lc. 1,78). Jesucristo fue sol esplendoroso en su natividad; fue sol que calienta en su predicación; fue sol ardiente en la ejecución de los milagros; fue sol templado en su pasión… Símilmente, este sol, cuando sale apara el pecador, resplandece para hacerle conocer sus pecados, lo calienta en el dolor de los pecados, lo quema en el fervor de la satisfacción y lo atempera en la mortificación de los vicios.” (Pág. 534 de Los Mensajes de San Antonio).
La Biblia dice "Dulce es la vida y agradable a los ojos ver el Sol" (Eclesiastés 11,7)
“… los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.” (Mt. 13,43).
En Lucas Capítulo 21, versículo 25, la Biblia habla de "señales en el Sol, la Luna y en las estrellas” como aviso de la Segunda Venida de Cristo.
Día del sol, Inglés: Sunday es el Domingo: Día del Señor.
Los romanos llamaban al primer día de la semana “Deis solis” (día del sol).
El 7 de Marzo del 321 d.C. el emperador Constantino decretó: "Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial providencia” (Código de Justiniano, libro 3. tit. 12, párr. 2, en la edición en latín y castellano, por García del Corral, del cuerpo de Derecho Civil Romano, Barcelona, 1892, tomo IV, Pág. 333).Los primeros cristianos sustituyen la observancia del sábado por la observancia del domingo. Una de las primeras referencias que explica el cambio fue San Justino: “Celebramos esta reunión general el día del Sol, por ser el día primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos”.
Otro Sol, Jesús: “por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte” (Lc. 1, 78-79). Es el Dios-Sol para sus justos: “Tendrás a Dios por luz eterna” (Is. 60,19).
"Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. "El Hijo del Hombre enviará a Sus ángeles, y recogerán de Su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. "Entonces LOS JUSTOS RESPLANDECERAN COMO EL SOL en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga”. (Mt. 13).
EL ÁGUILA:
Dijo San Antonio de Padua: “El águila debe su nombre a la agudeza de su vista, que le permite mirar al sol sin quedar ofuscada. En el águila están simbolizadas la sutil inteligencia y la sublime contemplación de los santos, los que dirigen sus obras a la mirada del verdadero Sol, Cristo, y a la luz de la sabiduría, para que al esplendor del Sol aparezca si en ellas se esconde algo adulterino o extraño a su condición. Y si ven que alguna de sus obras no se dirige directamente al Sol y que a sus rayos se ofusca y lagrimea, enseguida la eliminan.” (Pág. 601 de Los Mensajes de San Antonio).
El águila aparece en la Biblia 38 veces.
En Isaías 40:31 la Biblia declara: "Mas los que esperan en Yavé tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán."
Orientamos nuestra vida como el águila. Somos comparados con ellas y el mismo Dios se compara también cuando aparece como un águila transportando y cuidando a sus hijos en la liberación de Egipto:Éxodo 19:4 “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre las alas de águilas, y os he traído a mí”
Algunas características significativas de las águilas:

Ubican sus nidos en lugares seguros, en las cumbres, en las alturas (Job.39:27-28) y sobre peñascos, como el sabio de la Biblia que construyó su casa sobre roca firme y prevaleció frente a las tormentas (Lucas 6: 46-49).
El nido del águila calva y del águila dorada puede medir más de tres metros de profundidad y cerca de unos dos metros de ancho. El nido lo comparten con su pareja, con la que convive de por vida, un verdadero ejemplo de fidelidad y compromiso.
Pueden ocupar nidos que hayan construido otras águilas con anterioridad pero continúan renovándolos y jamás son conformistas. Nunca consideran terminada su edificación, pues le siguen añadiendo ramas, paja, cartones, ropas y cuanto objeto pueda uno imaginarse.
Las Escrituras nos enseñan que somos templo del Espíritu Santo, por ello debemos permitirle actuar en nosotros con sus inspiraciones, para que podamos edificar una morada digna para Él.
Algunos, al igual que los aguiluchos prefieren comer, dormir y vivir al amparo de otros instalados en sus cómodos egoísmos, sin aspiraciones de volar, de crecer, de madurar. Otros se resignan al rastrero caminar sin fuerzas o sin ganas para extender sus alas y levantar vuelo. A veces el peso de nuestras culpas, nuestra falta de ánimo para vencer la concupiscencia, o el peso de nuestras angustias o la ambición desmedida nos anclan al mundo y sus cosas. Pero para convertirse en Águilas de Dios hay que jugarse, hay que animarse a mejorar y emprender el vuelo hacia las alturas, hacia el Cielo, la Morada Eterna. Es menester renunciar a los efímeros y pasajeros placeres mundanos, y aspirar al deleite infinito que promete Dios en su Reino definitivo.
Un cristiano nunca debe resignarse a la mediocridad, nunca debe creer terminada su formación y conversión; nunca debe creerse realizado. Siempre debe aspirar a la gloria personal pero para la mayor Gloria de Dios, como sentenciaba San Ignacio de Loyola. Como dice la letra de nuestro Himno Nacional Argentino: “coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir.”
Resulta que en ocasiones somos perseguidos y cercados por el maligno y sus sicarios aquí en la Tierra y, aún cuando parece que no hay salida, jamás debemos perder la confianza y la Fe. Cuando otras aves atacan al águila, pues ellas vuelan solas, es entonces cuando activan una membrana en sus ojos semejante a unas gafas, y para dejar atrás a sus perseguidores vuelan en dirección al sol sin sufrir dolor alguno en sus ojos, lo que otras aves no pueden hacer. “…para ustedes que respetan mi Nombre, brillará el Sol de Justicia…” (Malaquías 4,2). Recordemos lo que dice la escritura sobre San Esteban, el primer mártir, antes de ser lapidado: “Él, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en el cielo, vio la Gloria de Dios y a Jesús a su derecha y declaró: ‘Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la derecha de Dios.’” (Hechos 7,55-56).
Esto nos confirma que Dios vela por sus discípulos, y que en los momentos de mayor desesperanza es cuando se manifiesta con mayor vigor la acción salvadora de Nuestro Dios.
El águila es el animal más fuerte de la tierra, proporcionalmente hablando, y al igual que la hormiga puede levantar hasta 70 veces su propio peso. Vuelan alto y rápido. “Como el águila excita su nidada.” (Dt 32:11).
Son solidarios, comparten sus nidos con otras aves, el pájaro oriole de Baltimore en los Estados Unidos de América es una pequeña ave que encuentra amparo en el nido del águila. Es el buen samaritano del reino animal. Es un ejemplo de caridad, pues piensa en el bien del prójimo y su felicidad. “Y yendo, prediquen, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos, echen fuera demonios; den gratuitamente pues recibieron gratuitamente.” (Mt. 10:7-8). En el Movimiento Pier Giorgio Frassati confiamos plenamente en la Providencia Divina y en el uso austero, racional y solidario que se debe dar a los bienes.
“Yavé abrirá para ti los cielos, su rico tesoro, para dar a su tiempo la lluvia que necesiten tus campos, y para mandar la bendición sobre todo cuanto emprendas. Tú prestarás a naciones numerosas y no tendrás necesidad de pedir prestado nada a nadie.
Yavé te pondrá a la cabeza de los pueblos y no a la cola; siempre estarás encima y nunca debajo si cumples los mandamientos de Yavé, tu Dios, que yo hoy te prescribo, guardándolos y poniéndolos en práctica, sin apartarte ni a la derecha ni a la izquierda, para seguir y adorar a otros dioses.”
(Dt. 28,12-14).
El águila caza y no se alimenta de carne podrida. Nosotros debemos buscar la frescura del Espíritu Santo, pedir al Abba Padre que nos de su maná y alimentarnos diariamente con el Pan de Vida, Cristo Eucaristía. “Afánense, no por la comida de un día, sino por otra comida que permanece y con la cual uno tiene vida eterna. El Hijo del Hombre les da esta comida; él es al que el Padre, Dios, señaló con su propio sello.” (Juan 6,27). “Jesús les dijo: ‘Yo Soy el Pan de Vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre, el que cree en mí nunca tendrá sed.’” (Jn. 6,35). “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra.” (Jn. 4,34).
Esa es la finalidad del alimento espiritual que debemos buscar, sin olvidar a todos nuestros hermanos que lo necesitan y de aquellos que precisan asistencia para satisfacer sus acuciantes necesidades materiales, económicas y financieras, con clara preocupación preferencial por los pobres y los más necesitados. No debe animarnos esa actitud alienada de quien solo aspira su salvación de manera individualista e indiferente al clamor de sus prójimos, a quienes solo promete un tiempo mejor en el más allá. Debemos trabajar decididamente en la Construcción de la Civilización del Amor, rechazando el alimento corrupto de los codiciosos; oportunistas; traidores; mezquinos y egoístas. Las águilas son fuertes y longevas llegando a vivir cerca de 70 años pero cuando llega a los 40 debe tomar una decisión seria y difícil. A esa edad sus uñas se vuelven apretadas e inflexibles dificultándose agarrar a sus presas para alimentarse. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra su pecho. Sus alas se envejecen, sus plumas se hacen más gruesas y pesadas haciéndose casi imposible volar. En ese tiempo vagan por los llanos engullendo lo que encuentran para subsistir, inclusive carroña. Pero ese no es su destino, su meta es el cielo y muchas águilas se lo recuerdan desde las alturas; arrojándoles carne fresca y rosándoles a modo de invitación, para cumplir su finalidad, remontarse al cielo. El águila en tierra reflexiona y llega a la conclusión que solo tiene dos opciones: enfrentar el doloroso proceso de renovación o morir sin grandeza. Durante 150 días, como si fuera Cuaresma o Adviento, encara su transformación despojándose de lo viejo; inútil o malo.
Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en el hueco de alguna roca, en donde no tenga la necesidad de volar, y estar a salvo de los cazadores.Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear con su pico la pared rocosa hasta conseguir arrancarlo. Después de arrancarlo esperará pacientemente que los rayos del sol le sanen, hasta que crezca uno nuevo con el que desprenderá una a una sus garras. Cuando las nuevas garras comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas, después de cinco meses, vuelve a volar para 30 años más.
Es un proceso terriblemente doloroso en el que el águila vuelve a nacer. Es todo un llamado a la conversión, a transformar nuestro ser corroído en el Hombre Nuevo para el que fuimos elegidos por Dios. “Él te colma de bienes en la vida, y como el águila renueva tu juventud.” (Sal.103,5).
En ocasiones las enfermedades; las dolencias y otros males nos hacen cuestionar todo, renegar de todo y de todos, incluso de nuestra fe o ideales, hasta sumergirnos en profundos abismos de desesperanza e impotencia. San Pablo nos alienta a confiar cuando dice: “También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quien Él ha llamado según su propio designio. (…) Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (…) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Las pruebas o la angustia, la persecución o el hambre, la falta de ropa, los peligros o la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa, nos arrastran continuamente a la muerte; nos tratan como ovejas destinadas a la matanza. Pero no, en todo esto triunfaremos gracias al que nos amó. Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes espirituales, ni el presente, ni el futuro, ni las fuerzas del universo, sean de los cielos, sean de los abismos, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios, que encontramos en Cristo Jesús, nuestro Señor.” (Romanos 8,28.31.35-39).
Las águilas no vuelan, se remontan. En vez de usar sus propias fuerzas y mover sus alas como lo hacen los otros pájaros, usan las corrientes de los vientos para volar alto.
El águila se sienta sobre la roca y “lee” o “estudia” el viento. Cuando el tiempo es perfecto sale y se eleva con sus grandes alas. Sin esfuerzo, sólo expandiendo sus alas y se eleva más y más alto hacia el cielo.
La Biblia se refiere al Espíritu Santo como un viento. Nosotros podemos cooperar con la tercera persona de la Santísima Trinidad y permitir que su Palabra nos levante más cerca de Jesús. No podemos mejorar nuestras vidas por nuestros propios esfuerzos, sino permitiéndole a Dios que lo haga. Somos salvos, crecemos y maduramos en la fe sólo por la gracia de Dios.
Algo que no podemos olvidar, el águila al igual que todos los seres vivos también muere, y hasta en este aspecto nos deja enseñanzas. Cuando un águila está cerca de morir, vuela a su lugar favorito de la montaña, abre sus alas alrededor de si mismo, mira los rayos de sol y muere. Con la dignidad de quien ha cumplido su misión y con la maravillosa esperanza de quien comprende su destino trascendente. El Salmo 116:15 dice: “Preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos”. Este mundo no es nuestro hogar permanente. Por eso Jesucristo dijo a sus discípulos antes de morir: “No se preocupen ni sufran. Si confían en Dios confíen también en mí. Allá donde vive mi Padre hay muchas moradas y voy a prepararlas para cuando vayan. Cuando todo esté listo, volveré y me los llevaré a ustedes, para que estén siempre donde yo esté.” (Juan 14:1-4).
Así como el águila mira el sol mientras espera el momento de su muerte, nosotras podemos mirar a Dios cuando nos llegue el momento de morir. Podemos morir cono esperanza y confianza en sus eternas promesas.
Jesucristo dijo: “Yo soy la resurrección y la vida, aquellos que creen mi, vivirán, aunque mueran y aquel que vive y cree en mi jamás morirá”. (Juan 11,25).
Así es todos moriremos algún día, lo importante es estar preparados para esa experiencia. La Biblia nos enseña que hay vida más allá y ahora y aquí es el momento de prepararnos para ese viaje a la eternidad.
El águila es también el emblema de San Juan Evangelista, por ser sus escritos tan elevados que contemplan verdades muy altas y que manifiestan claramente la divinidad del Señor.
El profeta Ezequiel y el Apóstol San Juan vieron los dos las visiones a cerca de los Hijos de Dios.
“En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila.” (Ezequiel 1,10).
“Y cada uno tenía cuatro caras: la primera era la cara del querubín, la segunda una cara de hombre, la tercera una cara de león y la cuarta una cara de águila.” (Ezequiel 10,14).
“Había otra águila grande, de grandes alas, de abundante plumaje, y he aquí que esta vid tendió sus raíces hacia ella, hacia ella alargó sus ramas, para que la regase desde el terreno donde estaba plantada.” (Ezequiel 17,7).
“El primer Viviente, como un león; el segundo Viviente, como un novillo; el tercer Viviente tiene un rostro como de hombre; el cuarto viviente es como un águila en vuelo.” (Apocalipsis 4,7).
“Y seguí viendo: Oí un Águila que volaba por lo alto del cielo y decía con fuerte voz: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las voces que quedan de las trompetas de los tres Ángeles que van a tocar!»” (Apocalipsis 8,13).
“Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo y tiempos y medio tiempo.” (Apocalipsis 12,14).
En las citas vemos como Ezequiel y Juan en el Apocalipsis, separados por más de 600 años de distancia, tenían visiones comunes. Las criaturas vivientes tenían "El rostro de un águila." Y Juan dijo que era un "águila volando." No un águila confinada a la tierra.
Para finalizar hacemos nuestra la sabia síntesis y convocatoria del teólogo y franciscano brasileño Leonardo Boff:
“El águila representa la misma vida humana en su creatividad, en su capacidad de romper barreras, en sus sueños, en su luz; resumiendo en su trascendencia.” (…) “Hoy, en el proceso de mundialización homogeneizadora, importa que demos alas al águila que se esconde en cada uno de nosotros. Solo entonces encontraremos el equilibrio.” (“El águila y la gallina”, Cap. 7). EL CORAZÓN:
En el centro de nuestro escudo se encuentra el Corazón, que precisamente representa el centro de nuestra vida: “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”. En algunas representaciones reemplazamos el simple corazón por el más grande de todos, el Sagrado Corazón de Jesús. El concepto bíblico de corazón (Kardia) no se refiere solamente a los pensamientos; emociones o sentimientos, sino al ser interior integralmente.Referencias al corazón aparecen muy frecuentemente en la Biblia con un rico significado. Jesús mismo nos dice:
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. (Mateo 22,37).
Dios quiso demostrarnos que es posible practicar su mandamiento, entonces Él mismo bajó del cielo, tomo un corazón humano y nos amo hasta el extremo, siendo traspasado por nosotros. Jesús perdona nuestros pecados y restaura nuestro corazón, capacitándolo para vivir en Su amor con su gracia.
Contemplando el amor de Cristo, manifestado en su Corazón traspasado, Él nos hace capaces del amor divino.
“Mirarán al que traspasaron.” (Juan 19,37). “Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanzay al instante salió sangre y agua.” (Juan 19,34). El amor se derramó en el Calvario cuando El Corazón de Jesús fue traspasado. Todos los hombres de todos los tiempos, necesitan contemplarlo y decidir su destino eterno. Ya lo había profetizado Simeón con la Virgen María: “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” (Lucas 2,35). Nuestra Madre es otro modelo de amor perfecto, sufriendo pacientemente, sin desfallecer, sin desconfiar, sin acobardarse, sin desesperanzarse. Hasta el calvario acompañó estoicamente a su hijo en esa hora cruel y decisiva. Ahí Él nos la regaló y hasta el presente sigue acompañándonos e intercediendo por nosotros con un inefable y compasivo Amor ayudándonos a ser fieles cristianos.
San Pablo en su carta a los Corintios nos explica lo que es el AMOR/CARIDAD: "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta". (Corintios 13,4-7).
¡Qué difícil parece!, ¿No?, pero a través de los tiempos hemos observado miles de testimonios que demuestran su factibilidad. Es posible AMAR. Es una condición sinecuanum practicarlo plenamente para confirmar nuestro discipulado y amistad con Jesús. “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. (Juan 15,14). LAS ROSAS:
Ellas evocan los frutos de la pasión de Cristo (Blanco y Rojo=Agua y Sangre), que brotaron de su costado, de ese corazón bondadoso. Las rosas representan también a la Virgen María, quien en reiteradas apariciones se nos manifestó con ellas y su fragante perfume, plasmando su imagen en el ayate de Juan Diego en Guadalupe o pidiendo de manera expresa que se le ofrenden esas bellas flores. En San Nicolás, la Virgen del Rosario pidió a Gladys Motta: “reclamo rosas, ponedme blancas y rojas.” (Mensaje Nº 39 del 01-02-1984). Las rosas simbolizan nuestra arma más poderosa: La Oración del Rosario.
Desde que la Virgen María entregara su rezo, en propia mano, a Santo Domingo de Guzmán, ha despertado gran fervor y confianza en el pueblo piadoso.
“La oración del Rosario consiste, esencialmente en retomar incansablemente el saludo angélico mientras contemplamos los Misterios ‘de la Vida de Cristo’.” (El Rosario, del R.P. Fray Sergio T. Bonnino O.P.).
Desde que el Beato Alano de la Roche renovó esta devoción, el Pueblo de Dios lo llamó Rosario, que significa corona de rosas; es decir, cuantas veces se reza el Rosario (5 Misterios) como es debido, se coloca en la cabeza de Jesús y de María una corona de rosas blancas y rojas del paraíso, que jamás perderán su belleza ni esplendor.
El Hno. Alonso Rodríguez S.J., rezaba el Rosario con tanto fervor que a menudo veía salir de su boca, a cada Padrenuestro, una rosa roja y, a cada Avemaría, una rosa blanca, igual en hermosura y fragancia.
La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la más importante de todas.
Tengo una visión (Gladys Motta): “Veo rosas blancas y en el centro una rosa roja seca. Aparece la Santísima Virgen y me dice”:
-“Hija, esas rosas blancas representan la pureza de Mi Amor, el inmenso Amor que siento por mis hijos.
La rosa seca, está representando el corazón de muchos de mis hijos; seco, sin amor a esta Madre que tanto se angustia por ellos, de esta Madre que los quiere sacar del error, de la vida equivocada.
Querida mía, Yo gozo de la Gloria eterna, pero veo la ruindad de la tierra, por la gracia del Señor. Gloria a Dios.”
(M/898_18-6-1986).
Es nuestro deber vivificar la rosa roja dotándola de vida y esplendor mediante nuestro cumplimiento cabal de los mandamientos y preceptos de la Iglesia. Dijo también la Virgen en San Nicolás:
"Con el Santo Rosario se puede enfrentar cualquier peligro, ya que en él está presente Cristo y la Madre de Cristo. Es la oración profunda, la inmediata comunicación con el Señor y con María.
Es el regalo que os estoy dando para que vosotros lo aceptéis y lo conservéis mediante su rezo. Amén, amén".
"El arma que constituye mayor influencia sobre el mal, es el rezo del Santo Rosario. Con este rezo, se ahonda en la vida espiritual, el espíritu crece en amor a Dios y lo aleja así, del pecado. Disipa las sombras del espíritu y hace que éste permanezca fiel a Dios.
Agradad hijos míos, al Señor, orando, ya que de esta manera, se rechazan las tentaciones del maligno. Por siempre sea glorificado el Señor. Hazlo conocer a tus hermanos".
"Digo a tus hermanos: Estáis rezando el Santo Rosario, tal como lo pido, es necesario hijos míos, por eso mi insistencia. Si todos lo hicierais, encontraríais en el Santo Rosario, el nexo que une a los hijos con la Madre del Cielo. Junto con vuestra Madre, está Cristo Jesús, disponeos desde ya, a seguir orando y alabando al Señor.
Amén, amén".
El término rosa aparece sólo 2 veces en la Biblia (Cant. 2:1; Is. 35:1). Si los escritores bíblicos usaron la palabra hebrea (jabatstseleth) para algún miembro del género Rosa no se puede determinar, y en ambos casos algunas versiones lo traducen como "rosa". Aunque tradicionalmente se ha considerado la expresión "rosa de Sarón" uno de los títulos de Cristo, la construcción del pasaje del Cantar de los Cantares indica que este versículo es una declaración para la novia. En Isaías se usa para describir una tierra que florece después de haber sido redimida de sus enemigos. En la catacumba de San Calixto (siglo III) los cristianos dibujaron rosas como signo del paraíso. Cipriano de Cartago escribe que es signo del martirio.
En el siglo V ya la rosa era signo metafórico de la Virgen María. Edulio Caelio fue el primero en llamar a María «rosa entre espinas». Cuatro siglos después el monje Teofanes Graptos usa el mismo símil refiriéndose a la pureza de María y a la fragancia de su gracia.
Para Tertuliano y San Ambrosio la raíz representa la genealogía de David; el brote es María y la flor (rosa) es Cristo.
Desde el Medioevo se refiriere al texto de Isaías: «saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará" como referente a María y Jesús. También, del libro de Sabiduría: "He crecido como una palma de Engadi como un rosal en Jericó". La Rosa Blanca: Individualmente considerada, representa la amistad, un valor y un privilegio que debemos cultivar con Dios y nuestros semejantes.
Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros» (Juan 15,9-17).
Como no recordar el bello poema del libertador cubano José Martí:
Cultivo una Rosa Blanca
Cultivo una rosa blanca
En junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo,
Cultivo una rosa blanca.
Compartimos también otras reflexiones:
“Un amigo fiel es refugio seguro: el que lo encuentra, ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio; no hay manera de estimar su valor.” (Eclesiástico 6,14-15)
“Conversar y reír juntos, hacerse favores, leer en compañía hermosos libros, intercambiar bromas, expresar en ocasiones todo nuestro respeto y en otras, nuestra diferencia de opinión, pero sin odio… esto es lo que uno ama en los amigos.” (San Agustín)
“Encender el corazón de afecto y hacer de muchos una unidad por medio de signos de amor, tales como el beso, la palabra, la mirada y miles de gestos amistosos, esto es lo que uno ama en los amigos.” (San Agustín)
La Rosa Roja: Popularmente representa el Amor y la Pasión.
En términos sociopolíticos, encarna el compromiso social, la justicia y la solidaridad, tan arraigados en nuestro ideario.
Este símbolo es empleado por distintas organizaciones políticas, sociales, culturales y religiosas. EL CIELO:
Es nuestro objetivo y destino final. Representa la realización definitiva de nuestros mayores anhelos, esa Tierra Nueva y el cumplimiento de la promesa del Salvador.
En la Biblia se llama también:
Paraíso: Lc.23:43, 2 Cor. 12:2-4.
Gloria: Lc. 24:26, 1 Cor. 15:40, Ap. 21:23.
Casa del Padre: Jn.12:2.
Granero: Mt.3:12.
Patria Celestial: Heb.11:16.
Descanso Eterno: Heb.4:9, Ap.14:13.
Jerusalén Celestial: del Apocalipsis 21:2-11.
Eterno, por los siglos de los siglos: Apocalipsis 22:5. Mt.25:46.
Morada de Dios: Mt. 3:16, 5:16, 45,48.
Morada de los ángeles: Mt. 18:10, 22:30, Lc. 2:13.
Recompensa de los justos: Mt. 5:12, 19:21, 25:46, Lc. 6:23, 10:20, 12:33, 16:22-26, Apoc. 21 y 22. El apóstol Pablo dijo que en el cielo vamos a tener un mayor conocimiento que el que tenemos ahora. Esto podría indicar que vamos a conocer y a reconocer más gente en el cielo que aquí en la tierra (1 Corintios 13:12). También dijo que para él era "muchísimo mejor" partir y estar con Cristo que quedarse en su cuerpo en la tierra (2 Corintios 5:6-8; Filipenses 1:22-23).
¿Cómo es este cielo?: Grandiosamente maravilloso: La mente humana ni lo puede imaginar: 1 Cor.2-9, Apoc. 21 a 22:5. Y es para siempre, eterno. No hay lágrimas, ni sufrimientos, es todo el tiempo gozo inmenso de alabanza y felicidad.
En las Escrituras encontramos certezas tales como: Los buenos van al Cielo después de muertos, y los malos van al infierno: Mt.25:31-46, Ap.21:8, Gal.5:21, Ef.5:5, Ap.22:15. Al Buen Ladrón Jesús le dijo desde la Cruz, “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43), y seguro que el Buen Ladrón no esta en el Cielo solo, aburrido, sino que en compañía de San Pedro y San Pablo, de la Virgen María y millones de Santos; Santas y Ángeles, como nos asegura la Biblia (Apocalipsis 5:10-11 y 7:9). Esa multitud de amigos celestiales que vio San Juan y que relata en el Apocalipsis 5:10-11 y 7:9.
Esta Esperanza no debe relajarnos en la inacción. Desde ahora debemos trabajar denodadamente por concretarlo ya. No bastan las buenas intenciones. Nuestras obras deben estar direccionadas hacia esa meta. La Utopía de Santo Tomás Moro, más que nunca debe animarnos a realizarla. No podemos cruzarnos de brazos; no podemos esconder nuestros talentos; no podemos mirar atrás en la siembra; no podemos dormir en la vigilia; no podemos quedarnos en la alabanza. Debemos construir la Civilización del Amor ahora hasta que el dueño del campo regrese y nos encuentre con las manos en el arado. Roguémosle que envíe más obreros a su mies. LA CRUZ:
La pasión de Cristo es el símbolo de nuestra Fe Cristiana.
CRUZ, CRUCIFIXIÓN: El término gr. para “cruz” (stuaros; verbo stuaroō; lat. crux, crucifigo, ‘aseguro a una cruz’) significa en primer lugar estaca o viga vertical, y secundariamente estaca utilizada como instrumento de castigo y ejecución. Se emplea en este último sentido en el Nuevo Testamento. El sustantivo aparece 28 veces y el verbo 46. El Antiguo Testamento no registra la crucifixión de criminales vivos (stuoroō en la LXX de Ester 7.10 corresponde al hebreo. tālâ, que significa ‘colgar’). Las ejecuciones se llevaban a cabo por apedreamiento. Sin embargo, ocasionalmente se colgaban cadáveres en los árboles como advertencia (Dt. 21.22–23; Jos. 10.26). Dichos cadáveres se consideraban malditos (de aquí Gá. 3.13), y tenían que quitarse y enterrarse antes de la caída de la noche (cf. Jn. 19.31). Esta práctica explica la referencia neotestamentaria a la cruz de Cristo como un “madero” (Hch. 5.30; 10.39; 13.29; 1 P. 2.24), símbolo de humillación.
Los fenicios y los cartagineses practicaban la crucifixión, y más tarde los romanos la aplicaron ampliamente. Sólo los esclavos, los provincianos, y los tipos más bajos de criminales se crucificaban, pero raramente se crucificaba a un ciudadano romano. Así, la tradición según la cual Pedro, como Jesús, fue crucificado, pero Pablo decapitado, concuerda con la práctica en la antigüedad.
Aparte del poste vertical (crux simplex) en el que se ataba o empalaba a la víctima, existían tres tipos de cruz. La crux commisa (cruz de San Antonio) tenía la forma de una mayúscula, que algunos creen derivada del símbolo del dios Tamuz, la letra tao; la crux decussata (cruz de San Andrés) tenía la forma de la letra X; la crux immissa era la conocida cruz de dos barras, que según sostiene la tradición fue la cruz en la que murió nuestro Señor (Ireneo, Haer. 2. 24. 4). Este parecer se ve reforzado por las referencias en los cuatro evangelios (Mt. 27.37; Mr. 15.26; Lc. 23.38; Jn. 19.19–22) al título que se colocó en la cruz encima de la cabeza de Cristo.Cuando se condenaba a un criminal, era costumbre azotar a la víctima con el flagellum, que era un látigo con correas de cuero, lo que en el caso de nuestro Señor sin duda lo debilitó mucho y aceleró su muerte. Luego se le hacía llevar la viga transversal (patibulum), como un esclavo, hasta el lugar de su tortura y muerte, siempre fuera de la ciudad, mientras un heraldo iba delante de él con el “título”, o sea la acusación escrita. Fue este patibulum, no toda la cruz, lo que Jesús no pudo llevar a causa de su debilidad, y que Simón de Cirene llevó en su lugar. Se desnudaba completamente al condenado, se lo colocaba en tierra con la viga transversal debajo de los hombros, y se ataban o clavaban allí los brazos o las manos (Jn. 20.25). Luego se levantaba esta viga y se la fijaba en el poste vertical hasta que los pies de la víctima, que entonces se ataban o clavaban, apenas dejaban de tocar el suelo, y no alto como se ve con frecuencia en las ilustraciones. Una clavija (sedile) proyectada hacia adelante generalmente soportaba la mayor parte del peso del cuerpo del condenado, que se sentaba a horcajadas en la misma. Luego se dejaba a la víctima para que muriera de sed y agotamiento. A veces se aceleraba la muerte mediante el crurifragium o quebradura de las piernas, como se hizo con los dos ladrones, pero no con nuestro Señor, porque ya estaba muerto. No obstante, se le clavó una lanza en el costado para mayor seguridad, a fin de poder quitar su cuerpo antes del día de reposo, como demandaban los judíos (Jn. 19.31ss).
Desde el punto de vista teológico, la palabra “cruz” se utilizó como descripción sumaria del evangelio de salvación, de que Jesús “murió por nuestros pecados”. De modo que la “predicación del evangelio” es “la palabra de la cruz”, la “predicación del Cristo crucificado” (1 Co. 1.17ss). Por ello el apóstol se gloría “en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”, y habla de sufrir persecución “a causa de la cruz de Cristo”. Resulta claro que la palabra “cruz” representa aquí el anuncio completo y jubiloso de nuestra redención por medio de la muerte expiatoria de Jesucristo.
“La palabra de la cruz” es también “la palabra de la reconciliación” (2Co. 5.19). Este tema surge claramente en las epístolas a los Efesios y a los Colosenses. Es “mediante la cruz” que Dios ha reconciliado a judíos y gentiles, derribando la pared intermedia de separación, la ley de los mandamientos (Ef. 2.14–16). Es “mediante la sangre de su cruz” que Dios ha hecho la paz, reconciliando “consigo todas las cosas” (Col. 1.20ss). Esta reconciliación es a la vez personal y cósmica, y se produjo porque Cristo ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, “clavándola en la cruz” (Col. 2.14).
Además, la cruz es el símbolo de nuestra unión con Cristo, no simplemente en virtud de que seguimos su ejemplo, sino en virtud de lo que él ha hecho por nosotros y en nosotros. Por su muerte sustitutiva en la cruz nosotros morimos “en él” (cf. 2 Co. 5.14), y “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él”, para que por medio de su Espíritu, que mora en nosotros, pudiésemos andar en vida nueva (Ro. 6.4ss; Gá. 2.20; 5.24ss; 6.14), permaneciendo “en él”.
Jesús mencionó lo siguiente: "Y así como Moisés alzó la serpiente en el desierto, así tiene que ser alzado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna" (Juan 3:14 y 15), refiriéndose a la vez cuando Moisés alzó una serpiente de cobre sobre un madero para sanar a los israelitas de las mordeduras de serpientes venenosas (Números 21:7 al 9). La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero es también una señal o signo, todo un símbolo.
San Francisco de Asís profesaba una profunda devoción al signo Tau, del que habla expresamente el profeta Ezequiel (9,3-6) y al que se refiere implícitamente el Apocalipsis (7,2-4). Con ella firmaba cartas y marcaba paredes, y sanaba heridas y enfermedades. En el ánimo de Francisco pudo influir el discurso con que Inocencio III abrió el Concilio IV de Letrán, la cruz en forma de tau que llevaban los monjes antonianos sobre el escapulario, la liturgia y el arte sagrado, etc. Para el Santo, la Tau, como la cruz cristiana, era signo de conversión y de penitencia, de elección y de protección por parte de Dios, de redención y de salvación en Cristo.
Ezequiel 9,3-6: «Yavé llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura, y le dijo: "Recorre la ciudad, Jerusalén, y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en ella". Y a los otros oí que les dijo: "Recorred la ciudad detrás de él y herid. No tengáis piedad, no perdonéis; matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta que no quede uno. Pero no toquéis a quien lleve la tau en la frente. Empezad por mi santuario"».
Apocalipsis 7,2-4: «Luego vi a otro ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al mar: "No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios". Y oí el número de los marcados con el sello: 144.000 sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel» (Cf. Ap 9,4).
Inocencio III en el Concilio IV de Letrán el año 1215, después de describir la triste situación de los Santos Lugares hollados por los Sarracenos, el Pontífice lamentó los escándalos que desacreditaban el rebaño de Cristo y lo amenazó con los divinos castigos si no se enmendaba. Evocó la famosa visión de Ezequiel, cuando Yavé, agotada la paciencia, exclama con voz poderosa: «"Acercaos, vosotros que veláis sobre la ciudad; acercaos con el instrumento de exterminio en vuestras manos". Y he aquí que seis hombres llegaron con sendos azotes en sus manos. Entre ellos estaba un varón vestido de lino, con recado de escribir a la cintura. Y díjole Yavé: "Recorre Jerusalén, y señala con una TAU las frentes de los justos que se encuentren en ella". Y dijo a los otros cinco: "Recorred la ciudad tras él, y exterminad sin piedad a cuantos encontréis; mas no toquéis a ninguno que esté señalado con la TAU". "¿Quiénes son -continuó el Papa- los seis varones encargados de la venganza divina? Ésos sois vosotros, Padres conciliares, que, valiéndoos de todas las armas que tenéis a mano: excomuniones, destituciones, suspensiones y entredichos, habéis de castigar implacablemente a cuantos no estén señalados con la TAU propiciatoria y se obstinen en deshonrar la Cristiandad».- «En su discurso de Letrán, Inocencio III había señalado con el signo Tau a tres clases de predestinados: los que se alistaren en la cruzada; aquéllos que, impedidos de cruzarse, lucharen contra la herejía; finalmente, los pecadores que de veras se empeñaren en reformar su vida» (O. Englebert, Vida de S. Francisco de Asís. Santiago de Chile 1973, pp. 226 y 238).
El pergamino de 14 por 10 centímetros que Francisco le regaló a fray León, está escrito por las dos caras. En el reverso de las Alabanzas de Dios se encuentra la siguiente bendición: «El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. Vuelva su rostro a ti y te dé la paz. El Señor te bendiga, fray León».
Debajo de esta bendición de Francisco, fray León añadió en tinta roja las siguientes palabras: «El bienaventurado Francisco escribió de su propia mano esta bendición a mí, fray León». Y más abajo añade: «De manera semejante hizo de su propia mano este signo Tau, y la cabeza».
El texto de la Bendición a fray León escrita por Francisco reproduce casi al pie de la letra la bendición de Aarón, del libro de los Números (Núm. 6,24-26). Lo que Francisco añadió al texto bíblico-litúrgico fueron unas pocas palabras, pero muy importantes, por ser suyas propias: «¡El Señor te bendiga, fray León!» Francisco expresa con toda sencillez su deseo de bendición al atormentado compañero.
El signo «taw» - «tau» en la Biblia
En medio del nombre de fray León, entre la «e» y la «o» se encuentra el trazo vertical de la letra tau, cuyas líneas transversales son más cortas y finas.
El signo tau, poco conocido en la actualidad, es de origen bíblico. En Ezequiel 9,3-4 Yavé le dice «al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura» que marque con una taw la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las prácticas abominables que se cometen en Jerusalén. En hebreo antiguo la taw tenía forma de cruz, a la manera de nuestra «T» mayúscula. Era la última letra del alfabeto hebreo, y quienes no sabían escribir la usaban como firma (cf. Job 31,35). También era una señal protectora, como la «señal de Caín» (cf. Gén. 4,15) y la sangre con que los israelitas untaron las jambas de sus puertas la noche de la liberación de Egipto (Ex 12,7).
El sentido vétero-testamentario de la letra hebrea taw pasó en el Nuevo Testamento a la letra griega tau. San Juan tiene una visión en la que escucha el mandato dado a los cuatro ángeles: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios». Los marcados con el sello fueron 144.000, de todas las tribus de Israel (Ap. 7,2-8). Sólo podían dañar «a los hombres que no llevaran en la frente el sello de Dios» (Ap. 9,4). Aquí no se cita expresamente la tau ni la cruz, pero se las da por supuestas. En todo caso, siempre se entendió este pasaje relacionado con el de Ez 9. Los Padres de la Iglesia vieron en el signo tau con que fueron marcados los salvados una imagen de la cruz, signo de salvación. En esta línea de la tradición, San Buenaventura interpreta a la luz de Ez 9,4 y de Ap. 7,2 la predilección de Francisco por la tau. Echando una mirada retrospectiva a la vida de Francisco, considera que su misión fue la de «llamar a los hombres al llanto y luto, a raparse y ceñirse de saco y a grabar en la frente de los que gimen y se duelen el signo tau, como expresión de la cruz de la penitencia y del hábito conformado a la misma cruz» (LM Pról 2b; cf. LM 4,9; Milagros 10,6-7).
La tradición de la «tau» en tiempo de San Francisco
En esta devoción Francisco estuvo más influido por la tradición contemporánea que por la Sagrada Escritura. El simbolismo de la tau estaba de moda en su tiempo. Durante la inauguración del Concilio IV de Letrán (1215), el papa Inocencio III predicó sobre Ezequiel 9 y llamó a todos los cristianos a hacer penitencia bajo el signo de la tau, signo de conversión y señal de la cruz.
Los antonianos, que se dedicaban sobre todo a la atención de los contagiados por la peste, llevaban en el hábito la cruz antoniana, en forma de tau.
Como posibles fuentes pictóricas de la veneración de la tau hay que tener en cuenta sobre todo las ilustraciones de libros, especialmente las pinturas del canon. Se llama «pintura del canon» la página del misal en la que estaba pintado y adornado con una cruz el principio del canon latino: «Te igitur, clementissime Pater...» La «T» del «Te igitur» se convirtió con frecuencia en una cruz grande y polícroma, cuyo madero vertical se unía con el travesaño al igual que la «T» mayúscula, o subía hasta más arriba formando una cruz latina. Este segundo caso podemos verlo en el misal de San Nicolás, que Francisco, Bernardo y Pedro Cattani consultaron por tres veces, deseosos de conocer lo que Dios quería de ellos (cf. TC 28-29).
La «tau» trazada por Francisco
La taw hebrea, o la tau griega, estaban por tanto de moda. Para Francisco era, igual que la cruz, el signo de la salvación y de la redención. Y así como la salvación se llevó a cabo mediante la cruz, con sufrimientos y dolores, así también el discípulo de Jesús está llamado a seguir el camino de la cruz. De acuerdo con la llamada del Papa al inicio del Concilio, la tau fue para Francisco un signo especial de renovación y penitencia, que empleó en distintas circunstancias. «La señal de la tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas» (3 Cel 3).
Quien visite Fonte Colombo, el «Sinaí franciscano», podrá observar en la capilla de la Magdalena, a la izquierda del altar, una tau pintada en rojo en el intradós de la ventana. Con buenas razones, la tradición atribuye esta pintura a san Francisco. La terminación gruesa de los extremos del travesaño es una muestra de cómo se escribía a principios del siglo XIII. La tau tiene en ese lugar un significado muy apropiado, pues está indicando que Magdalena es la penitente.
Las taus iniciales de las «pinturas del canon» nos hablan claramente de la vinculación de la obra de la redención con la eucaristía. De esta vinculación, así como de la reforma eucarística deseada por Francisco, nos habla también la tau colocada por él como firma de la primera Carta a los Clérigos, que puede verse en el Misal de Subíaco. Por ello las ediciones de los escritos de Francisco deberían reproducir la tau al final de la 1CtaCle, como hacen al reproducir la BenL.
Esa manera de actuar de Francisco en las dos ocasiones citadas no es nada extraordinario; ya había actuado así antes. La tau es un signo preferido desde antes de dedicarle el pergamino a fray León. Precisamente por ello puede fray León entender la tau en el sentido en que la entiende Francisco y tener en gran estima, como un autógrafo, el pergamino que contiene la bendición. Lleva la letra manuscrita e inconfundible de Francisco.
La cabeza debajo de la «tau»
El dibujo que aparece en ese pergamino debajo de la tau no tiene un significado tan unívoco como ésta. El madero vertical de la tau parece salir de la boca abierta de una cabeza humana; es decir, la cruz brota como de la boca, lo cual podría ser una alusión a la proclamación de la conversión y de la cruz. Los contornos imprecisos del dibujo han dado pie a muchas interpretaciones, no siempre acertadas. Vale la pena tomar en serio dos de ellas, que son las que prevalecen hoy en día: una considera que el dibujo es la calavera de Adán; la otra afirma que es la cabeza de fray León.
La Legenda aurea, compilada por el dominico Jacobo de Vorágine († 1298), transmite, entre otras, la siguiente leyenda, conocida desde la alta Edad Media y llena de profundo significado: la cruz de Cristo fue hecha con madera del mismo árbol en el que pecó Adán, y fue levantada en el mismo lugar en que se hallaba el sepulcro de Adán. Mediante la sangre que brotó de la cruz fue redimido Adán y, con él, todo el género humano. Esta interpretación de la relación entre la redención y el pecado original, teológicamente irreprochable, podemos encontrarla también en el arte. Desde el siglo VI el arte representa el tema de «Adán bajo el Gólgota». En la catedral de Espoleto puede verse un crucifijo pintado en 1180 que reproduce la siguiente escena: en el lado derecho e izquierdo del Crucificado están de pie María y Juan; bajo los pies de Cristo está pintada la calavera de Adán; la sangre que brota de las llagas de los pies de Jesús se derrama sobre la cabeza de Adán.
Si Francisco no había oído hablar de esta leyenda de la cruz, es bien probable que la conociera -hombre de aguda vista como fue- gracias a las obras de arte. Por eso lo más probable es que lo que dibuje debajo de la tau sea la calavera de Adán. Quería así, con su dibujo más bien insinuado que claro, manifestar que toda la descendencia de Adán había sido redimida por Jesucristo, el segundo Adán. «También tú, hermano León -le dice-, eres uno de los redimidos».
El dibujo puede entenderse, así mismo, como una reproducción de la cabeza de fray León. Y esto sería exactamente igual de significativo, pues es a él personalmente a quien Francisco bendice. Refiriéndose a Ez. 9 y Ap. 7, Francisco entiende la tau como el sello de los elegidos. Quien vive en esta vida bajo el signo de la conversión (tau), está marcado, ya desde ahora, en calidad de siervo de Dios, con el sello de los salvados (tau). Francisco quería consolar al atribulado León, asegurándole: «El sello de la cruz está marcado sobre tu frente, pues formas parte de los auténticos convertidos y, por tanto, de los que serán salvados».
Estas dos interpretaciones pueden armonizarse entre ellas. No se excluyen, sino que se complementan. Puesto que la humanidad ha sido redimida por Cristo, también León ha sido redimido. Es un pecador, como Adán, pero lo limpia la sangre del Redentor. Es uno de los «varones penitentes de la ciudad de Asís» (TC 37c) y, como Francisco, vive bajo el signo de la tau, de la conversión y de la redención, de la solidaridad y la oración en común. Bendiciendo personalmente a fray León y trazando sobre él el signo de la cruz, le expresa y le entrega la fuerza salvadora que brota de ese signo de salvación.
Tal como fray León interpretó el dibujo de debajo de la bendición, las palabras y los hechos de Francisco fueron para él un signo de consuelo. Y lo son también para nosotros. Aunque no llevemos grabadas visiblemente las llagas del Crucificado, como Francisco, sí las llevamos internamente. A todo aquel que se deja herir en nombre de Cristo y carga con su cruz, Francisco le dice lo mismo que le dijo a fray León: «También tú estás marcado con la cruz de Cristo y, por tanto, bendecido. Eres propiedad de Dios y estás bajo su protección».
Así, todos los que procuran seguir a Cristo en las dificultades de la vida, pueden percibir cómo la bendición de san Francisco va también dirigida a ellos y cómo los marca con la tau. Y cada uno y cada una puede considerar: «Esta tau es la cruz, el signo de Jesucristo, el Cordero sacrificado. Mediante su cruz he sido salvado también yo. Puedo contarme entre los que han sido marcados con ella...» (H. Holtz). LOS COLORES:
El Blanco
: se asocia a la luz, la bondad, la inocencia, la pureza y la virginidad. Se le considera el color de la perfección.
El blanco significa seguridad, pureza y limpieza. A diferencia del negro, el blanco por lo general tiene una connotación positiva. Puede representar un inicio afortunado.
En heráldica, el blanco representa fe y pureza.

El Azul/Celeste: El azul es el color del cielo y del mar, por lo que se suele asociar con la estabilidad y la profundidad.
Representa la lealtad, la confianza, la sabiduría, la inteligencia, la fe, la verdad y el cielo eterno.
Se le considera un color beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente. Es un color fuertemente ligado a la tranquilidad y la calma.
En heráldica el azul simboliza la sinceridad y la piedad.

El Rojo: Es el color del fuego y de la sangre, por lo que se le asocia al peligro, la guerra, la energía, la fortaleza, la determinación, así como a la pasión, al deseo y al amor.
Es un color muy intenso a nivel emocional.
En heráldica el rojo simboliza valor y coraje. Es un color muy utilizado en las banderas de muchos países.

El Amarillo/Dorado: El amarillo simboliza la luz del sol. Representa la alegría, la felicidad, la inteligencia y la energía.
El amarillo sugiere el efecto de entrar en calor, provoca alegría, estimula la actividad mental y genera energía muscular.
En heráldica el amarillo representa honor y lealtad.
El dorado produce sensación de prestigio. El dorado significa sabiduría, claridad de ideas, y riqueza. Con frecuencia el dorado representa alta calidad y fortaleza.

El Verde: El verde es el color de la naturaleza por excelencia. Representa armonía, crecimiento, exuberancia, fertilidad y frescura.
Tiene una fuerte relación a nivel emocional con la seguridad.
El color verde tiene un gran poder de curación. Es el color más relajante para el ojo humano y puede ayudar a mejorar la vista.
El verde sugiere estabilidad y resistencia.
En heráldica el verde representa el crecimiento y la esperanza.

El Negro: El negro representa el poder, la elegancia, la formalidad, la muerte y el misterio.
Es el color más enigmático y se asocia al miedo y a lo desconocido ("el futuro se presenta muy negro", "agujeros negros"...).
El negro representa también autoridad, fortaleza, intransigencia. También se asocia al prestigio y la seriedad.
En heráldica el negro representa el dolor y la pena. Nos recuerda una de las facetas de la existencia, la muerte. Paso ineludible a la inmortalidad a la trascendencia. LOS ANAGRAMAS:
Usualmente las letras de nuestra sigla son reemplazadas por anagramas. Las 2 primeras letras de nuestra sigla: MP, representan a María y Jesucristo.
Sobre la palabra "anagrama" referida a la imagen de marca de una empresa, está relacionada con la palabra "logotipo". En este sentido, "anagrama" sería la imagen de marca (sin usar palabras), mientras que "logotipo" sería el nombre de la marca (escrito, normalmente con una determinada tipografía). Es posible que el uso de estos términos provenga de una interpretación algo libre de sus etimologías (consideraría anagrama como "sin letras" y logotipo como "con tipo de letra"), pero el caso es que se usa esta terminología en el mundo del diseño. El crismón es el anagrama de Cristo formado por las letras griegas "rho" y "xi" que son las dos iniciales del nombre en griego. Suele ir acompañadas del "alfa" y "omega". Los llamados crismones trinitarios añaden una "S" del Espíritu Santo, al querer expresar la Santísima Trinidad (ya que se confunde la "P" o "rho" griega con la "P" latina)
El Crismón (Del griego "XPIW"=Ungir) es desde la antigüedad el anagrama de Cristo. Se representa en su forma más antigua como la superposición de los dos primeros signos griegos: "Equis - Rho" y la adición en los laterales del primero de las letras apocalípticas "alfa y omega"; primera y última del alfabeto griego, simbolizando que el representado por el anagrama, es el principio y el fin de todas las cosas. Es conocido también éste: JHS, el monograma de Cristo que significa "Iesus Hominun Salvator" (Jesús Salvador de los Hombres), acentuando el fin de la hermandad que es el culto público al Santísimo Sacramento con la presencia real del Salvador en la hostia. El anagrama de María se compone de las iniciales del avemaría entrelazadas. Hoy es el emblema mariano más usual. Puede aparecer coronado en alusión a la realeza de María.
EL PUÑO EN ALTO:
El puño en alto representa nuestro valor y la firmeza de nuestras convicciones. Nuestro tesón e intransigencia en el sostenimiento de nuestro credo y principios. Es, así mismo, una expresión de júbilo y determinación, pues va acompañada de nuestra alabanza y grito de Victoria: ¡VIVA CRISTO REY!.
LOS TRES DEDOS:
Los dedos de la mano derecha: pulgar; índice y mayor abiertos, representan las letras “V” y “L” que nos recuerdan las palabras del Beato Pier Giorgio Frassati y sintetizan nuestro ideario: “Verso L’alto” (Hacia Lo Alto).
El CAYADO
En el MPGF es una pieza de madera de guayabo originaria del Barrio Tiro Federal de la Ciudad de Posadas, que crecía junto a un arroyo cercano a la costa del Río Paraná.
Lo que en principio fue utilizado para usar como asta de una bandera, con el tiempo se fue convirtiendo en todo un símbolo de dignidad y unidad en el Movimiento. Fundamentalmente evoca al cayado que empleaban los pastores para sostenerse y guiar a sus ovejas.
Representa al peregrino y nuestra vocación misionera.
En la Biblia aparece citado 28 veces aproximadamente.
David la empleó. El cayado era una de las armas defensivas y ofensivas empleadas por el pastor para defender a su rebaño. (Salmos 23: 4) Además, el cayado representaba la autoridad del pastor. Notemos las palabras "Y tomó su cayado". Hay peligro en estar tomando cayados ajenos o pedir prestados los cayados que son de otros. (2º Reyes 6: 5).
"Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo." (1º Samuel 17: 40).
Un cayado es un bastón con el mango curvo utilizado tradicionalmente por los pastores.
Por extensión, como pastores de almas, se llama también cayado al báculo del obispo como símbolo de su función. El báculo pastoral es dignidad del obispo y del abad mitrado, aunque no exactamente del Papa pues éste acaba en un crucifijo. La función simbólica del cayado se manifiesta claramente en el libro del Éxodo en el Antiguo Testamento en donde es utilizado por Moisés y Aarón. Destaca en los siguientes pasajes:
-Dios lo transforma en serpiente ante la zarza ardiendo Díjole Yavé: «¿Qué tienes en tu mano?» «Un cayado», respondió él. (Ex. 4:2). “Dijo Yavé a Moisés: «Extiende tu mano y agárrala por la cola.» Extendió la mano, la agarró, y volvió a ser cayado en su mano...” (Ex. 4,4). “Toma también en tu mano este cayado, porque con él has de hacer las señales.” (Ex. 4,17). “Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y, montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés el cayado de Dios en su mano”. (Ex. 4,20).
-En Egipto, cuando Aarón arroja el cayado al suelo, se transforma en serpiente devorando las de los ancianos “Se presentaron, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron lo que Yavé había ordenado: Aarón echó su cayado delante de Faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente”. (Ex. 7:10). «Cuando Faraón os diga: Haced algún prodigio, dirás a Aarón: "Toma tu cayado y échalo delante de Faraón, y que se convierta en serpiente."» (Ex. 7,9).
-Aarón utiliza el cayado en las primera plaga, transformando el agua en sangre. “Así dice Yavé: En esto conocerás que yo soy Yavé: Mira que voy a golpear con el cayado que tengo en la mano las aguas del Río, y se convertirán en sangre”. (Ex. 7,17).
-Moisés utiliza el cayado para sacar agua de la roca (Ex. 17:5-6).
-También lo utiliza para expulsar a los amalequitas. “Moisés dijo a Josué: «Elígete algunos hombres, y sal mañana a combatir contra Amalec. Yo me pondré en la cima del monte, con el cayado de Dios en mi mano.»”. (Ex. 17,9).
En algunas culturas, el cayado de pastor evolucionó hasta convertirse en cetro o bastón de dignidad. Tal es el caso de la civilización egipcia, en que el cayado heka, símbolo del dios Andyeti fue emblema de poder desde las primeras dinastías. Los faraones lo llevaron como insignia real junto con el flagelo nejej. El cayado también funcionó como amuleto y así fue encontrado en numerosos enterramientos.
El origen puede buscarse en el cayado que sirviera de bastón de los pueblos nómadas para conducir su ganado y posteriormente para guiar personas.
El cayado aparece mencionado en otras citas bíblicas:
“Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solitario en la selva, en medio de un campo feraz Que pazcan en Basán y Galaad como en los días de antaño”. (Miqueas 7,14).
“Apacenté, pues, las ovejas de matadero destinadas a los tratantes de ovejas, y me procuré dos cayados: a uno lo llamé «Gracia» y al otro «Vínculo». Me puse a apacentar las ovejas…” (Zacarías 11,7).
“Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan”. (Salmo 23).
En este []salmo 23, se menciona “...tu vara y tu cayado me infundirán aliento...”
Vara -shevet-: representa los tragos amargos de la vida que sirven para reconducir a los atentos hacia el buen camino. Tal como la vara del pastor golpeando tiernamente los lomos de sus ovejas en procura de protegerlas.
Sostén o cayado -mishan-: representa reconocer que los malos momentos también pueden ser utilizados para construir lo que es positivo; que son un soporte para algo superior. ¿Cuál es este soporte que descubre la chispa de luz en la oscuridad? Pues, la Torá.
Ambos juntos, vara y cayado manifiestan la confianza del salmista en el Eterno, pues sabe que los dolores del momento, si son bien aprovechados, exigirán que crezca a pesar de la adversidad, y por tanto encontrará un prado de mayor tranquilidad que el que había abandonado antes de la crisis.
Pareciera ser fácil adherirse al Eterno en los momentos de sosiego, pero el fuerte haya motivo para aproximarse a Dios fielmente a pesar de los sufrimientos. (Y algunos, a través del dolor es como reconocen la presencia de Dios, siendo que estaban enceguecidos a Su Presencia por el deslumbramiento de su bienestar previo).Aquel que ha encontrado al Eterno en épocas de paz, y lealmente Le sirve, es el que canta junto al salmista: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Eterno moraré por días sin fin." (Tehilim / Salmos 23:6). Los scout también lo usan y uno de sus miembros expresó una vez: "un cayado nos muestra que en la vida, nunca hay una única opción valedera, sobre todo en esta etapa, en la que nuestros caminos se bifurcan y uno tiene que elegir y con eso dar paso a lo que uno desea para su vida."
"En mi caso, mi cayado muestra quien soy yo, mi paso por este grupo y mi compromiso desde mis comienzos como scout”.
Para el MPGF, el cayado define nuestra condición de caminantes de Cristo y representa la seguridad de contar con un sostén y una protección ante las adversidades de la vida.
LA CAMISA BLANCA:
Así como en nuestro Bautismo y en los demás Sacramentos, representa la pureza, la humildad y la honorabilidad.
Hemos elegido esta prenda como uniforme, ya que por su sencillez es usada comúnmente y accesible por todos los estratos sociales (campesinos, obreros; profesionales; etc.) y para todos los fines (trabajo; celebraciones; etc.). Esta prenda nos recuerda que somos obreros en la mies del Señor y participantes cotidianos aquí en la Tierra de la Celebración de la Eucaristía.
Pier Giorgio la usaba siempre según se observa en su prolífica colección fotográfica.
Es además, diametralmente opuesto a los “camisas negras” de Mussolini, la nefasta fuerza de choque fascista que encarnaba el odió, la prepotencia, el autoritarismo y la soberbia de los reaccionarios adversarios del Beato.
Las vestiduras blancas es citada frecuentemente en la Biblia:
"Sin embargo, tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestidos y que andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.” (Ap. 3,4).
“De esta manera, el que venza será vestido con vestidura blanca; y nunca borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles”. (Ap. 3,5).
“Y vio dos ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno á la cabecera, y el otro á los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto”. (Jn. 20,12).
“Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro”. (Ap. 4,4).
“Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fueles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” (Ap. 6,11). “Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos…” (Ap. 7,9).
Dios quiera que podamos morar con Cristo revestidos de blancura y dignidad.
EL HIMNO DEL MPGF
Cuando nos propusimos componer una canción identificadora, no dudamos en buscar entre las obras predilectas de Pier Giorgio. Sabiendo que era un amante de la música lírica y de la ópera, siendo Verdi, su compositor favorito, casi de manera espontánea y providencial, se produjo el hallazgo y la creación de nuestro Himno.
La Música: Va', Pensiero: coro del tercer acto de Nabucco de Giuseppe Verdi escrita por Temistocle Solera que se convirtió en un himno para patriotas italianos que se identificaron con el pueblo hebreo. El Nabucco es una ópera en cuatro actos, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. Fue estrenada el 9 de marzo de 1842. El libreto de Nabucco llegó a manos de Verdi casi de casualidad. La composición emprendida a regañadientes dio como resultado una obra que cautivó a toda Italia.
En su época, los italianos asimilaron esta obra como un canto contra la opresión extranjera en que vivían y como canto nacional. El éxito de la ópera perdura hasta nuestros días.
Era tal la necesidad del pueblo italiano de tener un símbolo patrio que los uniera (mas allá del himno italiano oficial) que en realidad fue el rey Víctor Emmanuelle II quien encargo al músico la composición de la obra para el pueblo italiano que estaba dividido.
El objetivo de este rey, al encargar esta pieza musical, era la de aglomerar Italia para los tiempos difíciles que se avecinaban. El rey no eligió a Verdi porque si nomás, sino porque Giuseppe era un fiel seguidor suyo, tal es así que con su apellido los partidarios del monarca pintaban las paredes de la ciudad con la sigla VERDI que significaba Vittorio Emmanuele Rei D'Italia.
El éxito de ésta ópera se debe en parte a las cualidades musicales de la obra y en parte a la asociación que hacía el público entre la historia del pueblo israelí y los avatares de la patria italiana.
Creada en medio de la gran ofensiva italiana contra el invasor Austro-Húngaro a mediados del Siglo XIX se convirtió en el segundo himno patriótico de la península, y es cantada en la actualidad por las hinchadas en canchas de fútbol, reuniones políticas y sociales, y espontáneamente se la murmura hasta en las paradas de colectivos. También es empleado internacionalmente como Himno de los Trabajadores.
Nana Mouskouri hizo una versión de la canción en los años 1980. Está inspirada en el salmo 137, como la canción de Boney M, Rivers of Babylon.
La Letra: Es una humilde adaptación de Humberto Omar Capli Benítez, en la que se refleja el alma del Movimiento Pier Giorgio Frassati.

Hacia lo Alto/Verso L’alto

Hacia lo alto serena un águila va
es el alma sublime y piadosa
de Pier Giorgio Frassati,
modelo ejemplar,
que devotos humildes ansiamos emular
anunciando el Evangelio en los ambientes;
animando con Fe; Esperanza y Caridad.

¡Vengan todos hermanos de la humanidad,
trabajemos por más Libertad; Justicia y Paz!.

¡Adelante valientes militantes de la Cruz,
con Amor y Verdad venceremos!.
¡Vencerá Jesucristo con María en nuestra lid,
revistiendo de Honor; Gloria y Virtud!.
¡Convencidos hemos de seguir,
No podrán nuestro Credo abatir!.

¡Verso L’alto será nuestro lema triunfal
hasta lograr la Liberación Integral!.

¡Luchemos hasta el fin…
por el Reino de Dios! (Bis)
¡Hasta el fin! (Bis).

¡Viva Cristo Rey!

Transcribimos también las letras del Va', Pensiero:

En Italiano:
Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta,
di Sionne le torri atterrate...
Oh mia patria sì bella e perduta!
Oh membranza sì cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci favella del tempo che fu!
O simile di Sòlima ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtù.
che ne infonda al patire virtu
che ne infonda al patire virtu
al patire virtu!

En Español:
¡Vuela pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el aire dulce de la tierra natal!
¡Saluda a las orillas del Jordán
y a las destruidas torres de Sión!
¡Ay, mi patria, tan bella y abandonada!
¡Ay recuerdo tan grato y fatal!
Arpa de oro de los fatídicos vates,
¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡háblanos del tiempo que fue!
Canta un aire de crudo lamento
al destino de Jerusalén
o que te inspire el Señor
una melodía que infunda virtud
al padecimiento.

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