Bienvenidos al espacio donde un grupo ecuménico de jóvenes de espíritu comparten su Amor y Amistad, sus sueños y esfuerzos por instaurar el Reino de Cristo en la Tierra.
El Movimiento Pier Giorgio Frassati es un apostolado autónomo y organizado que colabora directa y recíprocamente con la Jerarquía de la Iglesia Católica a través de sus Asesores y Guías.El primer Asesor del M.P.G.F. fue el Padre Ángel ROJAS quien acompañó activamente muchas iniciativas prestando su valiosa colaboración. Es menester recordar, también, a los sacerdotes Julio CORREA y Raúl MERENDA por el apoyo brindado.
A partir del mismo espíritu y la misma misión que anima a la Iglesia, y respetando las vocaciones y los carismas, como así también la voluntad y disponibilidad de sus miembros, el M.P.G.F. se compone de Postulantes, Consagrados y Colaboradores.
Los Postulantes son miembros que aspiran incorporarse activamente al Movimiento hasta realizar su promesa de Consagración.
Los Consagrados son aquellos que, una vez cumplidos los requisitos estatutarios, prometen consagrar su vida a Cristo, a María y a la Iglesia ejerciendo un apostolado laical inspirado en el estilo de santidad del Beato Pier Giorgio Frassati.
Los Colaboradores son personas de buena voluntad que colaboran en forma anímica; espiritual; material o económica, participando directa o indirectamente de las distintas iniciativas encaradas por el Movimiento. Son hombres y mujeres que prestan su ayuda, su oración y/o su aliento. No se exige para ello ser católico, de hecho esta categoría de militante ha contado desde su origen, inclusive en la actualidad, con no creyentes, agnósticos y protestantes.
No es nuestra intención competir con otras instituciones laicales, muy prestigiosas y meritorias muchas de ellas, pero sí pretendemos posibilitar un espacio de discipulado para la reflexión y la acción, con sentido crítico e independencia de criterio, a tantos hermanos excluidos o rechazados por opciones eclesiásticas anquilosadas, burocráticas y/o elitistas.
El M.P.G.F. es, en síntesis, un Movimiento Ecuménico de jóvenes que desea promover una vida coherente, honrada, sencilla y honorable a la luz del Evangelio, del Magisterio, la Tradición y la Doctrina Social de la Iglesia para que animados por el Espíritu y asistidos por María, participemos activamente en todos los ámbitos de la vida humana (partidos políticos, medios de comunicación social, gremios, etc.) alentando la defensa de la Democracia Social, Pluralista y Participativa, los Derechos Humanos y la Ecología, animando e iluminando todas las realidades y apoyando toda obra de bien tendiente a cristianizar el orden temporal.
A partir del mismo espíritu y la misma misión que anima a la Iglesia, y respetando las vocaciones y los carismas, como así también la voluntad y disponibilidad de sus miembros, el M.P.G.F. se compone de Postulantes, Consagrados y Colaboradores.
Los Postulantes son miembros que aspiran incorporarse activamente al Movimiento hasta realizar su promesa de Consagración.
Los Consagrados son aquellos que, una vez cumplidos los requisitos estatutarios, prometen consagrar su vida a Cristo, a María y a la Iglesia ejerciendo un apostolado laical inspirado en el estilo de santidad del Beato Pier Giorgio Frassati.
Los Colaboradores son personas de buena voluntad que colaboran en forma anímica; espiritual; material o económica, participando directa o indirectamente de las distintas iniciativas encaradas por el Movimiento. Son hombres y mujeres que prestan su ayuda, su oración y/o su aliento. No se exige para ello ser católico, de hecho esta categoría de militante ha contado desde su origen, inclusive en la actualidad, con no creyentes, agnósticos y protestantes.
No es nuestra intención competir con otras instituciones laicales, muy prestigiosas y meritorias muchas de ellas, pero sí pretendemos posibilitar un espacio de discipulado para la reflexión y la acción, con sentido crítico e independencia de criterio, a tantos hermanos excluidos o rechazados por opciones eclesiásticas anquilosadas, burocráticas y/o elitistas.
El M.P.G.F. es, en síntesis, un Movimiento Ecuménico de jóvenes que desea promover una vida coherente, honrada, sencilla y honorable a la luz del Evangelio, del Magisterio, la Tradición y la Doctrina Social de la Iglesia para que animados por el Espíritu y asistidos por María, participemos activamente en todos los ámbitos de la vida humana (partidos políticos, medios de comunicación social, gremios, etc.) alentando la defensa de la Democracia Social, Pluralista y Participativa, los Derechos Humanos y la Ecología, animando e iluminando todas las realidades y apoyando toda obra de bien tendiente a cristianizar el orden temporal.
Cuando decimos que es un Movimiento de Jóvenes, no nos referimos a una edad determinada, sino a la actitud, disponibilidad, entusiasmo, creatividad y ánimo que caracteriza a quienes en espíritu son jóvenes. Por eso, compartimos las opiniones del Padre Rafael ARCE GARGOLLO, vertidas en un artículo titulado “Universidad, Política y Montañismo” en el que se destacan las virtudes del Beato de Turín, cuyo resumen transcribimos a continuación: “Joven no es sinónimo sólo de persona con una edad determinada. Más que de años es cuestión de actitud. Sobre todo es alimentar un deseo creciente, de mejorar, de dar, ser creativo, espontáneo. Es la capacidad de salir de sí y darse a otros para construir, edificar alrededor de uno mismo. Por eso hay jóvenes que son auténticos ancianos y hombres muy entrados en años que estrenan cada día sus vidas con deseos de hacer más cosas.
Pero, claro, no es fácil ser joven así, cuando el ambiente que nos rodea propicia más lo contrario. Nos hablan demasiado e insistentemente de ‘tener más’ –más cosas que poseer, que disfrutar, que ambicionar-, y muy poco o nada de que lo importante no es tener más, sino ‘ser más’, ser mejor, más culto, más virtuoso, más ilusionado por la propia profesión que se ha elegido. Ser joven es vivir de ideales, es traer motor propio, es amar apasionadamente algo que no sea yo mismo.
Tener espíritu joven es lo opuesto a ser pazguato, aplatanado, corto, aburrido, atolondrado..., sin ideales definidos, arrastrado por el ambiente. No es joven al que se le acaba el tema de conversación a los cinco minutos, el que no es capaz de ligar tres ideas en un diálogo de cierta altura. No es joven quien tiene en su temática de intereses y conversaciones sólo temas de este tipo: lo sucedido el fin de fin de semana o el próximo y las niñas que ha conocido; el plan de ir a la disco el sábado y lo que comió y bebió; o la última babosada descubierta mientras navegaba en el internet, al que dedica varias horas, con la mirada perdida en el monitor, maniobrando envidiablemente el mouse. No es joven quien vive más de imágenes de video y sonido de walkman, que de ideas o conceptos. Un joven así, ha envejecido prematuramente y piensa que en esta vida todo lo que no sea su pequeñísimo mundo ..., ‘es un rollo’. En el fondo quiere ser feliz, pero ya no sabe cómo. No sabe qué, para serlo, la solución no es tener una vida cada vez más cómoda, sino estar enamorado seriamente de alguien a quien darse.
Su ejemplo –Pier Giorgio- es ayuda y sacudida interior para quienes, más o menos con esa misma edad, deberían pensar menos en sí mismos, y no ‘cuidarse tanto’, mientras fabrican un mundo o un estuche para encerrarse en él. Éste es el gran problema y carencia de mucha gente joven. Están poco habituados a dar y demasiado hechos para recibir. Y esto es peligroso, porque quien sólo recibe, se infla, engorda, pero no crece de estatura. A todo se apunta. Si se trata del deporte, practicarlo sin medida. Si es un hobby, desvivirse por él. Si es una revista, tenerla siempre a la mano. Si es comida, engullirla a la hora que sea. Si es película, no perderse ninguna. Si es un placer, encontrarlo siempre: venga de donde venga... Sólo recibir–recibir-recibir. ¡Pero él no se arriesga a nada ni se compromete a nada, ni se entrega a nadie!. Sólo busca refugios y distracciones a su egoísmo y se muestra pasivo o indiferente ante el mundo en el que vive, pensando que está ocupadísimo. Vive en un mundo irreal, de espaldas a los acontecimientos y problemas de la vida social. Dice que no tiene tiempo para nada, siempre encuentra razones para decir que no, cuando es obvio que malgasta las horas. Pasividad total, un torbellino de apatía.”
A todo lo expuesto agregamos las exhortaciones formuladas en 1976 por el entonces Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Vicente F. ZAZPE: “La Iglesia necesita contar con muchachos y chicas fuertes y magnánimos, sexuados y transparentes, de fe consistente y de fidelidad probada. No sirven los flojos, los veletas, los egoístas, los sucios y los irresponsables”.
Pero, claro, no es fácil ser joven así, cuando el ambiente que nos rodea propicia más lo contrario. Nos hablan demasiado e insistentemente de ‘tener más’ –más cosas que poseer, que disfrutar, que ambicionar-, y muy poco o nada de que lo importante no es tener más, sino ‘ser más’, ser mejor, más culto, más virtuoso, más ilusionado por la propia profesión que se ha elegido. Ser joven es vivir de ideales, es traer motor propio, es amar apasionadamente algo que no sea yo mismo.
Tener espíritu joven es lo opuesto a ser pazguato, aplatanado, corto, aburrido, atolondrado..., sin ideales definidos, arrastrado por el ambiente. No es joven al que se le acaba el tema de conversación a los cinco minutos, el que no es capaz de ligar tres ideas en un diálogo de cierta altura. No es joven quien tiene en su temática de intereses y conversaciones sólo temas de este tipo: lo sucedido el fin de fin de semana o el próximo y las niñas que ha conocido; el plan de ir a la disco el sábado y lo que comió y bebió; o la última babosada descubierta mientras navegaba en el internet, al que dedica varias horas, con la mirada perdida en el monitor, maniobrando envidiablemente el mouse. No es joven quien vive más de imágenes de video y sonido de walkman, que de ideas o conceptos. Un joven así, ha envejecido prematuramente y piensa que en esta vida todo lo que no sea su pequeñísimo mundo ..., ‘es un rollo’. En el fondo quiere ser feliz, pero ya no sabe cómo. No sabe qué, para serlo, la solución no es tener una vida cada vez más cómoda, sino estar enamorado seriamente de alguien a quien darse.
Su ejemplo –Pier Giorgio- es ayuda y sacudida interior para quienes, más o menos con esa misma edad, deberían pensar menos en sí mismos, y no ‘cuidarse tanto’, mientras fabrican un mundo o un estuche para encerrarse en él. Éste es el gran problema y carencia de mucha gente joven. Están poco habituados a dar y demasiado hechos para recibir. Y esto es peligroso, porque quien sólo recibe, se infla, engorda, pero no crece de estatura. A todo se apunta. Si se trata del deporte, practicarlo sin medida. Si es un hobby, desvivirse por él. Si es una revista, tenerla siempre a la mano. Si es comida, engullirla a la hora que sea. Si es película, no perderse ninguna. Si es un placer, encontrarlo siempre: venga de donde venga... Sólo recibir–recibir-recibir. ¡Pero él no se arriesga a nada ni se compromete a nada, ni se entrega a nadie!. Sólo busca refugios y distracciones a su egoísmo y se muestra pasivo o indiferente ante el mundo en el que vive, pensando que está ocupadísimo. Vive en un mundo irreal, de espaldas a los acontecimientos y problemas de la vida social. Dice que no tiene tiempo para nada, siempre encuentra razones para decir que no, cuando es obvio que malgasta las horas. Pasividad total, un torbellino de apatía.”
A todo lo expuesto agregamos las exhortaciones formuladas en 1976 por el entonces Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Vicente F. ZAZPE: “La Iglesia necesita contar con muchachos y chicas fuertes y magnánimos, sexuados y transparentes, de fe consistente y de fidelidad probada. No sirven los flojos, los veletas, los egoístas, los sucios y los irresponsables”.
I Only Ask Of God (Outlandish)
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